domingo, 4 de marzo de 2012

¿De qué sirve ser sincero y tener buen corazón si nadie se fija en eso?

Una buena pregunta, con una difícil respuesta y más en los tiempos que corren, donde el materialismo, lo banal y chabacanero está a la orden del día. Ciertamente, es muy complicado encontrar personas sinceras y de buen corazón, pero no debemos perder la esperanza de que aun queden personas nobles. Si bien es cierto que encontrarlas es una tarea ardua, pero a veces, tenemos suerte o, quizás es que el destino así lo quiere y, nos pone a personas en nuestro camino que, efectivamente, son buena gente, de gran corazón, honestas, que todavía hacen las cosas con humildad, con cariño, que buscan el camino correcto y no se dejan engañar por el fácil... ¡Vamos! Que aun podemos encontrar a gente que se fija en la sinceridad y los buenos sentimientos de los demás, lo que denominamos un buena persona...

Y, ¡claro que sirve! Sirve para ver a alguien que no se deja corromper por la banalidad de la sociedad, sirve para poder ir con la cabeza bien alta y saber que aunque te equivoques, tienes el compromiso contigo mismo de rectificar el error y seguir con tu camino, sin pararte a aplastar a la persona de al lado. Sirve para ampliar el círculo de buena gente que aun queda por el mundo, pero sobretodo sirve, para mirarte al espejo y ver a una persona que es totalmente fiel a sus principios... Sincera y totalmente honesta consigo mismo y los que le rodean.




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